Partido Barcelona – Inter de Milan

Cenar con los amigos en un bar de confianza, tomándome unas cañas y viendo un partido de fútbol es una de las cosas que más me gustan del mundo. Meter una apuesta de por medio le da más emoción todavía (ayer jugué a que en la primera parte se marcaban dos o más goles), pero…
Piqué prometió que el Inter odiaría durante 90 minutos su profesión… Yo no sé si los jugadores del Inter se lo pasaron muy mal jugando ése partido, pero os aseguro que a mí me hicieron odiar el fútbol. No me puedo creer que un equipo de su categoría, capaz de marcar tres goles al Barcelona, con delanteros como Eto’o o Milito, ayer hiciera la estrategia de la tortuga: “Todos atrás, y ya se acabará el partido”, como si fuera un equipo de Segunda B en vez de un equipo de Champions.

Por supuesto, con una estrategia así por parte del Inter mi pronóstico no se cumplió ni de lejos. ¿Fui muy ingenua al pensar que el Inter con el equipo que tenía era capaz de hacer una primera parte defensiva pero organizando algún contraataque? Además el Barça jugó muy estático, con los delanteros quietos, pidiendo el balón al pie, sin desmarques ni rápidas paredes que desconcertaran a la defensa…

Ganó el Barça, y no estuvo muy lejos de clasificarse para la final, pero la victoria táctica se la llevó Mourinho.

Mi noche acabó pronto. Me fui del bar casi sin haber cenado y un poco cabizbaja, en parte porque hubiera preferido tener a un equipo español en la final de la Champions, pero más que nada porque había perdido mi apuesta.

La próxima la ganaré, seguro.

Silvia

Silvia

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